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viernes, 28 de septiembre de 2012

HISTERIA DE KAUIL


HISTERIA DE KAUIL
SEMPER SIMUL SEMPER CARMINA, CATA
POR: JAVIER BARRERA LUGO

NEREO, LOS NIÑOS NUNCA SONRÍEN PARA LAS FOTOS

Foto: bahíanoticias.com

Un hombre con noventa y dos años de existencia expresó hace un lustro una conclusión cargada de sutileza que terminó moviendo mi cerebro. Nereo López, fotógrafo barranquillero, luchador, un tipo pegado a la lúdica de las cosas que no son fáciles,  dio a Heriberto Fiorillo, en un documental que éste último le hizo para la televisión pública, una explicación poética sobre la felicidad y la esencia entreverada de esta : “Los niños no sonríen para las fotos”. Esa sentencia, emanada de la mente ágil de un hombre que se especializó en Nueva York, precisamente en retratar infantes, resulta paradójica a  primera  vista, pero si se va al meollo del asunto, la cosa no es tan descabellada.

Nereo, uno de los artistas gráficos más importantes de Colombia, sólo igualado por el virtuosismo de creadores como Leo Matiz, Manuel H Rodríguez y Ruven Afanador, dejó plasmado en una oración sencilla el instinto que late en los buenos artistas: más que talento mecánico o conocimientos técnicos, prima en ellos la observación.  Una cosa es mirar, otra observar; un axioma lógico, pero nunca aplicado con la rigurosidad del caso.

Los adultos siempre estamos a la caza de sonrisas, de momentos pletóricos con amaneceres, hadas, casas estilo californiano, hijos rubios, esposas de cuarenta años con cuerpos de veinte y dos carros parqueados frente a la visión idílica del suburbio de clase media gringa puesto por la mente falaz en la realidad de nuestras semidestruidas vecindades suramericanas. Para nosotros, como especie en plena evolución, la felicidad, más que un estado del alma se nos volvió necesidad o necedad, según el cristal con que se mire.
Para los niños en cambio, la existencia es presente, lo tangible, lo susceptible de ser disfrutado. Lo digo con conocimiento de causa, yo también hice parte de ese clan con tanta voz y poco voto. El instante debería imperar sobre la suposición, por lo menos la frustración de la que tanto nos quejamos en los bares con nuestros amigos cansados de escucharnos el mismo discurso cada viernes, estaría parcialmente controlada, evitaríamos por simple previsión una que otra riña de esas en las que uno no se explica, después de tener la ceja rota, por qué se metió.

Foto: Mateu Carrió

Tal vez, sólo tal vez, nos baste observar y tener el valor de aceptar que lo que se tiene puede ser mejor a lo que se podría tener. ¿Quién lo sabe? O niegue usted amable lector, que la vida es una ruleta bastante alocada en la que una frase coloquial puede definir el mañana: “Hoy estamos, mañana no sabemos”.  “La felicidad es pasajera”, dice otra máxima y así hay mil ejemplos que no consideramos poner  en práctica. Asumo que la edad nos vuelve temerosos, nos da miedo mirarnos al espejo, el futuro parece ser nuestro escape para enmendar lo que no nos atrevemos a hacer en el instante preciso. ¡Chanfle, que filosófica me salió esta reflexión!
No digo que ser feliz esté mal, de hecho siempre he creído que lograr este estado de plenitud, o por lo menos intentar lograrlo es un derecho inalienable; lo que sí me parece es que el concepto está sobrevaluado. Ser feliz es un evento no una un fin tácito. Si no fuese por personas infelices la literatura no se hubiese estremecido con las historias de Proust,  los desgarradores poemas de Rimbaud, los textos de la generación perdida, o los versos de Vallejo, para citar algunos integrantes de la tribu aciaga. Repito, no me malinterpreten, el concepto de felicidad al igual que el de amor, libertad o justicia son el norte al cual los anhelos deben dirigirse, hay que intentarlo, claro está, pero no jugarse los restos a lo factible sino a lo concreto. Si queremos ser felices debemos serlo hoy; por lo menos sudar en el intento.
Nereo, en esa charla con Fiorillo, dijo cosas importantes, contó fragmentos de su vida, recordó a sus padres, su orfandad, las ganas y el empeño que le puso a todas las actividades que desarrolló en su vida, cómo las sintió y vivió sin abstenciones ridículas, sin importar el qué dirán. Me enseñó a ver a los niños como elementos de anarquía y cruda verdad necesaria. Actúan por instinto, viven con intensidad, para todo tienen un tiempo y espacio y no se desgastan forzando las situaciones, o buscando explicaciones que llevan a ningún lado, simplemente iluminan su realidad, existen.
Tiene razón el viejo fotógrafo, los niños nunca sonríen para las fotos, bueno, por lo menos los niños de antes no lo hacíamos así nos obligaran, el malestar no podía maquillarse y en el papel revelado sólo quedaban muecas hipócritas. Ahora, con padres  caprichosos que quieren llenar los espacios grises de su vida a través del mentiroso facebook, las cosas para los “chinos” ya no son tan fáciles.
¡Miren el pajarito, sonrían para la foto…!

martes, 25 de septiembre de 2012

BATALLA


BATALLA
Por: Sanlisan


Pensar el plan, la ejecución. Las artimañas de la cabeza volverlas papel.
Desde hace un tiempo que vengo adueñándome de varios frentes.
Con la estrategia más o menos resuelta, con la creencia de ir por buen camino.

Olvido detalles
Las trampas se me esconden
Aun tengo miedo
No puedo mirar al frente
Me siento pequeña
Cuando me mira, me observa
Esperándome.
Mis labios hacen lo suyo por su lado
No responden correctamente
Y me llevan a la hoguera
Estoy condenada a perderme en ese azul

La primer batalla es mía
Llena de sonrisas le inunde el pensamiento
Mi oído sigue siendo más agudo
Mis manos más temerosas del encuentro
Y mis ojos ya han encontrado el lugar de descanso
Desarmé sus adentros
Me dejó saber lo suyo
Le dejé saber lo mío
Aun no sé si está enterado
Está en la mitad del juego
Sus movimientos parecen, a veces, pensados…
Lo sorprendo cada vez que deja de creer que volveré
Su sonrisa se dibuja rápida, cálida, fogosa, sincera
Y otra vez me hace caer en ese, su azul que me transporta.
Y me alimenta de besos...

viernes, 21 de septiembre de 2012

MARIA PAZ RUIZ...

María Paz Ruiz, nacida en Bogotá, decidió que las fronteras físicas y mentales no iban con ella. Desde hace unos años, cuando estudiaba periodismo, las señales de la vida (los que algunos neciamente llamamos destino) la llevaron hasta la vieja España, tan paradójica como esta aldea a la cual vuelve a acercarse. Desde allí ha cimentado una meritoria carrera como escritora, cultora de imágenes hechas símbolos y un millar de vivencias.

María Paz, tuvo la deferencia de contestar un cuestionario que  IDIOTA INÜTIL, entrega a sus lectores. En esta entrevista nos cuenta sus vivencias, da puntos de vista respecto al relato corto, del cual es referente y además entrega pormenores respecto a su más reciente novela, "Soledad, una colombiana en Madrid", lanzada en la más reciente Feria del libro de Bogotá.



1. ¿Qué la llevó a convertirse en escritora, cuál fue ese evento de vida que activó el mecanismo que le dio rienda suelta a las palabras en su interior?
No recuerdo ningún evento en especial que detonara mi vena literaria. Desde niña escribo. Y supongo que lo que puede hacerse con una vocación es irla puliendo, perfeccionando, adorando.

2. ¿Cuáles son sus influencias literarias?
Esta respuesta siempre varía con respecto al día en que me la hacen. Leo a diferentes autores, y cada uno de los grandes me deja diferentes cicatrices. Es verdad que en esto puedo añadir que hay autores que se descifran mejor con la edad; es incomprensible que me hicieran leer a Truman Capote con catorce años; autor que disfruté con locura después. Me gusta descubrir autoras nuevas, ya sean de narrativa, de cómic o de mi microrrelato. En mi biblioteca encuentras más de mil libros, en ediciones nuevas, ediciones polvorientas y ediciones de cartón. Si empezara a citar, no terminaría nunca.

3. ¿Por qué esa visible propensión a los extremos narrativos, el microrrelato y la novela?
Esta pregunta tiene una respuesta graciosa. Empecé a escribir novelas en un acto casi inconsciente, sin que nadie me dijera que era posible publicarlas. Quería trabajar en un texto que me diera vida, que fuera un empleo para mí, que fuera un compromiso con la ficción. Así nacieron las primeras palabras de "Soledad, una colombiana en Madrid". Cuando la terminé, los críticos estuvieron de acuerdo en sentenciar que la obra necesitaba una poda general. Y hubo uno, a quien recordaré siempre, que escribió que yo sufría de incontinencia literaria. Reaccioné en 2009 cuando decidí escribir ficciones cortas, microrrelatos; aunque por aquel entonces ni siquiera sabía cómo se llamaban.

4. ¿El microrrelato es una nueva vertiente narrativa que simplifica las historias o adapta las mismas a las realidades de comunicación actuales, a la inmediatez, a la insustancialidad de los mensajes?
No estoy de acuerdo en que simplifica las historias. Lo que ocurre en un microrrelato no es simple, es sugerente. Es un género más exigente con el lector, en ese sentido puede parecerse al cómic, porque se nutre de su imaginación para completar y encadenar la acción. Puede que sea más inmediato, pero esto tampoco es una condición presente en toda la microficción. Lo de insustancial tampoco me parece acertado, porque al tratarse de microliteratura, ni la temática ni su desarrollo son obvios. Es fragmentario, rápido, con múltiples lecturas, con giros que se perciben si se conoce el contexto. Es un género más lúdico, y hasta puede caer, en ciertos casos, en literatura para iniciados.

5. ¿Quiénes son los referentes actuales del microrrelato?
En Argentina está Ana María Shúa, respetada y ampliamente publicada. En México está Alberto Chimal, y en España hay ya muchos autores y autoras que se dedican a esto. En la reunión nacional de microrrelatistas españoles alcanzamos a juntarnos casi cuarenta autores. Autores que se presentan más por el título de su blog que por sus libros. A mí me llaman la cronopia, por el “Diario de una cronopia”, mi blog. Podría decirse que el autor de minificción tiene otra forma de estar en el mundo; es un mortal virtual, un lector de ordenador, un cliente que descarga libros y que abre convocatorias a diario por Internet. Es un mundo entretenido, sin duda. 



6. Cuéntenos acerca de su más reciente novela "Soledad, una colombiana en Madrid" cuyo lanzamiento tuvo lugar en la reciente Feria del libro de Bogotá.
La novela fue presentada por el escritor Mario Mendoza en un auditorio rebosante de oyentes en Bogotá. Celebro que todo con este libro traiga buenas noticias. No solo se ha vendido bien, además ha traído lectores comprometidos que me buscan para decirme lo que les ha dejado el libro. Es estimulante saber que detrás de mi trabajo como narradora hay un trabajo extra como redimensionadora (sic) del mundo en mis lectores. Si el mundo fuese perfecto, la literatura no existiría. Y mi novela no parte desde posiciones cómodas, más bien es un libro de una mujer que no deja de hacerse preguntas, que nunca termina de cuestionarse, de examinarse y de reírse de sí misma. Soledad, es un personaje fuerte, indomable, voluble en su carácter, encantadora y pasional. Y así mismo son sus preguntas, sus amores y sus reflexiones.

7. ¿Cómo ha cambiado su realidad creativa ahora que ya publicó su novela?
Publicar es bautizar a la niña. Porque lo cierto es que "Soledad, una colombiana en Madrid", empezó a escribirse en 2005, y llegó a sumar quinientas páginas, por lo tanto fue bautizada con siete años.

Así que puede deducirse que la novela tiene muchas páginas que no se conocen, páginas que tal vez puedan salir a la luz. Yo había publicado un libro de micros y un relato que había ganado el Premio Encarna León, pero el proceso con la novela era mucho más dramático.

Publicar trae una alegría enorme, un festejo interior que compensa las noches en vela, el drama de trabajar sola y en silencio, el tiempo invertido en teclear imágenes que vienen a mi cabeza inquieta, la inseguridad de no saber si hay potencial en lo escrito. El camino es arduo y espinoso y publicar es como tener una cascada de agua al final del desierto.

8. ¿Hay diferencias en la escritura de la María Paz, creadora en Colombia y la María Paz, que emigró a España, aparte de las obvias como la ubicación geográfica?
En Colombia no era autora, y salí del país cuando ni siquiera había terminado mi carrera de Periodismo. No sabía si quería ser periodista literaria (algo que estaba muy de moda cuando estudiaba) o escritora. En España tuve que decidirme y ponerme a escribir para darme cuenta de que esto era lo mío. Supe que no iba a ser llamada periodista, y que mi sitio de trabajo no sería la redacción de un periódico sino una cafetería, una playa o un parque infantil.

 9. ¿Un sueño literario por cumplir en el futuro cercano y uno a largo plazo?
Mi siguiente paso es publicar mi segunda novela "Padres y otros fantasmas". Tengo además un proyecto con el Museo de Arte Erótico de América para publicar "Pop Porn", un librito de bolsillo que irá con relatos eróticos escritos por mí e ilustrados por el maestro Fernando Maldonado, una rareza bella que saldrá en Bogotá para diciembre de 2012. Además estoy empezando a circular por los diferentes editores de España, Colombia, Argentina, México y Perú mi antología de micros para adultos. La he titulado "El punto G de las palabras".

10. ¿Es visible el trabajo de los nuevos narradores latinoamericanos en España, tiene futuro como mercado para los creadores de estas latitudes?
Creo que España es la Atlántida hacia donde quieren ir los autores que soñamos y escribimos en castellano. Allí se publica mucho, pero no quiere decir que sea fácil poder entrar. Es una industria competitiva, un país en el que se lee mucho, pero también debo decir que allí se publican libros pésimos que se encumbran dentro de los más vendidos. No soy amiga de los best sellers, rara vez termino con alguno de ellos en la mano; y creo que España vive mucho de sus best sellers más que de los fantásticos autores desconocidos, que no tienen esa promoción ni esa crítica en los medios.

11. Mercado u honestidad en las temáticas. ¿A qué le debe apuntar un escritor observando las realidades del mundo, sobre todo en estos momentos difíciles que transitan las economías?
No suelo dar consejos, porque aparte, en esto de escribir hay millones de estilos, y todos son válidos. La pulsión que vive dentro de cada escritor obedece a diferentes elementos. Torrente Ballester escribía por dinero, aunque parezca increíble. Con esta crisis mundial puede que cambien un poco las normas del ya abofeteado mercado editorial. Viene el digital, dicen todos, pero la verdad es que algunos sentimos la confianza que da salir en papel, vernos en las librerías o poder regalar el libro firmado con nuestro puño y letra.

12.   Un mensaje para nuestros lectores, María Paz.
Gracias por leer, por dedicar tiempo a las letras, en estos tiempos en que seducen más los rayos de una consola que enseña a bailar, que enciende chimeneas, abre partidas de ajedrez y hasta sabe cuánto peso hemos perdido en el último año. Da igual si es microrrelato, poesía, novela o aforismo; lo importante es no perder el hábito.

MARIA PAZ RUIZ


(Bogotá, 1978) Estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y desde entonces se dedica a la literatura. Ha cursado un Máster en Estudios Literarios y un Doctorado en Creatividad Aplicada.

Ha escrito dos novelas y sus microrrelatos aparecen publicados en diferentes revistas, antologías y periódicos de España, Colombia, Estados Unidos y México. Desde el año 2009 escribe un blog dedicado a la ficción  llamado “Diario de una cronopia”, que hoy es una bitácora de referencia en el género hiper breve.

En 2011 resultó ganadora del X Premio Internacional de Relato Corto Encarna León, uno de los más prestigiosos en lengua castellana.

Publicó en  España “Micronopia”, un libro de microrrelatos ilustrado por la editorial Meninas Cartoneras, presentado como radioperformance literario.

En paralelo se dedica a la enseñanza de escritura de microficción y a la grabación de piezas sonoras. 

Su novela “Soledad, una colombiana en Madrid”,  ha sido publicada por Ediciones B en Colombia y presentada en la FILBO de 2012.

Su segunda novela “Padres y otros fantasmas” permanece inédita.
Próximamente lanzará en Colombia “Pop Porn”, libro de bolsillo editado por el MaRea (Museo de Arte Erótico de América), con microrrelatos escritos por ella e ilustrados por el artista Fernando Maldonado. 






miércoles, 19 de septiembre de 2012

MICRO-BIOS


191


Ella amaba al fantasma porque sus palabras eran dulces y a veces, cuando hablaba de amor, estas se encendían como brasas. Ella le escribía poemas y le confiaba su deseo de que estuviera ahí, en carne y hueso, para que probara su carne. Con frecuencia, ella hablaba de él con sus amigos como si en verdad estuviera a su lado, pero al final del día, cuando desconectaba facebook, ella se iba a dormir. Sola, como siempre.




192


“Pregunta lo que quieras”, dijo el maestro. El discípulo, pregunto entonces sobre la vida y la muerte, sobre la realidad y la no realidad, sobre el amor y el odio, sobre los alcances del bien y del mal; pero a cada pregunta, el maestro respondía con un: “No lo sé”. El discípulo calló por fin. “¿Tienes más preguntas?”, “No, contestó el discípulo. “Entonces lo has captado todo muy bien”



193


La plaza estaba a reventar cuando salió al ruedo con ese garbo y empuje que lo había acompañado toda la vida. Cuando el bicho se le puso al frente, él hizo lo que sabía y enseguida le pareció que el aire se humedecía con una lluvia de aplausos. A la hora de matar, apuntó bien y pincho en las costillas. El bicho dio una voltereta y cayó sobre la arena con el traje desgarrado.



Edgar Allan García, (Ecuador 1959- ), de su libro 333 MICRO-BIOS

lunes, 17 de septiembre de 2012

FLORENTINO BORRÁS

FLORENTINO BORRÁS, ETERNO ESCAPE
Por: Redacción  literaria IDIOTA INÚTIL.
Javier Barrera, redactor inútil

La de Florentino Borrás (Charalá, Santander 26 de agosto de 1946), es una vida que parece sacada de una narración del grandioso Charles Dickens o de los colombianos que vivieron y padecieron el inicio de la violencia: se escapa de su casa a los diez años cansado del maltrato de unos padres que preferían alimentar dos bestias de labor que a nueve hijos pedigüeños. A los dieciséis en el Carare, se adelanta la tropa a la guerrilla y lo incorpora a sus filas donde llegó a ser un brillante dragoneante “con más agallas que cerebro”, según su propia opinión. A los veintitrés, cansado de recorrer montañas, comer “maluco” y extrañar a sus dos pequeños hijos (Rubén y Azucena), decide dejar las filas y como Saramago, jugarse la subsistencia frente a un torno en un taller de metalurgia en Bogotá.

Foto: Guernica de Pablo Picasso.

Por razones que según nos cuenta, hasta mucho después entendió, se afilió a un sindicato, comenzó a estudiar de noche primaria y bachillerato y en ese tiempo se enamoró de la poesía, pasión y vicio que ejerce con disciplina monacal. A Floro, como le gusta ser llamado, lo conocimos en una reunión informal de poetas en un bar de Suba y ahora reproducimos tres versos que gentilmente nos proporciona. Ellos hacen parte el libro de versos que tituló ETERNO ESCAPE que edita con su propio sello, CARARE EDICIONES.

Para no dejarlos con la duda, la vida mejoró para Borrás: se tituló de abogado, tiene cinco nietos, un bisnieto llamado Ulises y disfruta ya de su pensión como empleado oficial.  Florentino, un hombre humilde, buena gente, buen poeta, libre y sobre todo amigo de esta casa INÚTIL, nos enseña que las palabras son el mejor elixir para salir de las tinieblas.

MARGOTH
Que sería de mí
Sin sus palabras, señora Margoth,
Sin su piel tibia
Las mañanas que madrugo
Para el trabajo
Y el frío me pide no salir.

Qué sería de mí,
Mujer hermosa
Que envejece a mi lado
Y me dio más de lo que yo
Fui capaz de darle,
¿Dígame doña Margoth?

Soy un hombre viejo,
Pero aún quiero ser su hombre,
Cantarle en la madrugada,
Sobarle los brazos, darle un beso,
Decirle gracias
Por ser sólo usted.


PEDAZOS

A los hombres que pensaban
Los acabaron a balazos,
Quemaron sus cosas como si lo de ellos
Fuera basura y no arduo trabajo.

A los hombres que pensaban
Los sacaron corriendo,
Les pusieron una cruz en la espalda
Y los mataron lejos, en la ciudad.


A los hombres que pensaban
Los sacaron de la escuela,
Les dieron un azadón y tierras de otros,
Les partieron el alma.

A los hombres que pensaban
Les humillaron los hijos, les dijeron brutos.
Muchos se lo creyeron y ahora
Para olvidar se emborrachan.


A los hombres que pensaban
Les robaron el país, la cara,
Pero no la dignidad,
Ellos no vendarán barata su derrota.


SONIDO Y COLOR DEL SUEÑO

Las montañas no tienen la culpa
De lo débil de su música,
Son imagen más que poesía,
Color verde y añoranza de viejos
Que ya no las recuerdan,
Porque para ellos el gris de la fábrica,
El ruido del motor, la ceguera y los vértigos
Son parte de una infancia
Que les inventó el dueño.
Sonido y color de sueño,
Esas texturas que se nos meten
En las lágrimas
Cuando ya no queremos aguantar.
Sonidos de Charalá,
Alguna vez estuve allí,
Sueños de ríos y piedras
Que se precipitan y no dañan,
Daña peor el olvido,
La cara de un hijo
Que se queda sin historias
Para aprender.

viernes, 14 de septiembre de 2012

INFLUENCIA DE LA LUNA


INFLUENCIA DE LA LUNA
Por: JAVIER BARRERA LUGO.

Entonces, tomé el cuello monumental del caballo que flotaba sobre la superficie húmeda del asfalto y tatué colores de tu piel en ese océano oscuro que cubría la electricidad de unos músculos fabulosos.

-Ella entenderá el mensaje cuando te vea-le susurré al oído y permití que volviera a la anarquía de luces hechizadas e insomnes, alargadas por ondas del agua que escapaban del encierro líquido hacia los ojos de quienes apostaban sus restos a la hipnosis de la futilidad congénita.

Seguí buscándote en los sonidos de la lluvia, con la imagen de tus pies como fetiche congelado en mis pensamientos, triste porque la ausencia de tu vida hacía de la mía un resumen de hechos inconexos, pétalos llevados hasta el infierno del silencio por una sucesión de abriles que dejaron de latir en el pecho helado de dios.
Te busco, te seguiré buscando. Es una promesa. Lo único que sé de ti es que existes. Eres una sensación clara que vibra en los puntos cardinales de mis obsesiones. Las historias se basan en desencuentros que le van dejando cicatrices al rostro espiritual de la verdad.
Cuando llego a donde estuviste, en ese mismo instante usurpas esquinas opuestas a la ansiedad de mi sed, tierra de por medio que separa  la paz y su frenesí de los cuerpos hastiados de amar tan poco.
Imágenes angustiosas hacen pactos suicidas con la idea de pecar y pecar es resignarse a existir sin causas mínimas, es obstinarse en no escapar del laberinto por miedo a ser devorado en batallas que dividen claridad y tinieblas, por mostrarse sumiso ante las urgencias propias de la esperanza.
Buscarte es la mayor prueba de delirio; eso me llena de orgullo. Esperar tu diáfana mirada, sus exquisitez, es recluirse en los pasillos que comunican el edén con la bondad de la sensualidad. Buscarte es encontrarme y hacer que lluevan bendiciones de fecundidad sobre la cara del desierto en cuyos tejidos carcomidos por el olvido reinan las traiciones de los seres humanos. La flaqueza es una regla inherente a nuestra condición de verdugos.
Cae la noche sobre mi universo. Juntar la maravillosa estela de imágenes desgastadas por la belleza es una costumbre perturbadora; pero también un paliativo que compensa el vacío de imaginarte extraviada de mi camino. Sigo tu olor a través de todas las realidades de las que soy prisionero tocado por desvaríos, sólo te encuentro al final de los sueños y cuando el cerebro trata de grabar tus facciones en la dilatación de mis pupilas, desapareces, dejas para los cuervos un rastro de perfume mezclado con el plasma amarillento del liquen, un puñado de frases sin dolientes, ninguna otra pista a la cual aferrarse o endilgarle culpas.
Los eventos centrales de mi vida futura tienen un mapa grabado en las entrañas: cuando te vea, voy a desentrañar la margarita gigantesca que decoré tus zapatos. Curioso, trataré  de intuir los paisajes que se le pegaron a tus raíces trashumantes, la sinuosa estructura de las tierras donde incubaste embriones de fe liberadora y anarquía que siga nuestro juego de extremas consecuencias. Beberé preguntas imposibles de resolver, pero valiosas como la densidad mística del cielo que no puede quedarse quieto en una sola boca. Los retos que siembre la energía curiosa de la atracción, serán el principio de nuevas aventuras y tormentas que reclamen la paternidad de sus espejismos.
Seguiré las instrucciones del mapa. Ni por un segundo dudaré.  Mostraré cautela a la hora de quitar las tinieblas de la sangre, grises retazos del hombre que fui a las malas, del patán que todos sacaron a golpes del mundo con motivos de sobra. Te entregaré palabras unidas entre sí por la inocencia: te amo con urgencia. Sobra el paraíso si están tus ojos el día de la muerte. Adiós a los aullidos diversos del enemigo. ¡Estoy vivo! Le diré jamás al silencio de los deseos o a los límites impuestos al vital accionar del cuerpo que anhela descifrar las claves del tuyo.
No podré ser asesino de nuestras ilusiones. Sepultar las ganas de ti equivaldría a desperdiciar las opciones de la propia dignidad. Lo que se persigue en un torbellino de  orfandad es el chispazo sorpresivo de la alegría.
Cuando te vea por primera vez, recitaré  versos que censuran ejércitos de ángeles drogados por la tristeza. Las estrofas que repetías desde niña y tratas de olvidar por pudor, servirán como escalones iniciales que conecten los tentáculos diminutos de las estrellas a la timidez atrayente de tu espíritu.
Las estrofas que pulvericé en instantes de agonía cuando fui viejo, las que hablan de soñar e inculparse, de obtener como premio a la testarudez del que abre otros caminos en los caminos señalados, las llamas del destierro, llenarán de sangre nueva las paredes de mi corazón y de vigor la eterna limpieza del juramento.
Las estrofas restantes, los poemas sin dueño, las sílabas que invitan a descarriar la razón, que estorban y enseñan trascendencia y sopor, irán a amamantar la ceguera de quienes se conformaron con amarnos por hacerlo.
El día que intuya tu llegada, desconocida de mi reino en cenizas, cesará el influjo visceral del eclipse, porque ese estertor vacío que llena de líneas incandescentes los momentos sin ti, mis extremos, es una barrera que esconde el poder de los soles que cabalgan. De nada valen las sonrisas amables cuando los lobos  buscan cebar su poder acariciándome el lomo herido y llenando de basura la creación.
Te propondré un encuentro sin pretensiones. Subiremos al techo de tu casa y desde allí contemplaremos  extraños ojos endemoniados en el horizonte hechizado por la música. Abrirás los brazos para que los vientos recién nacidos se lleven las alas rotas que te aferran a las mazmorras. Alucinada, intentarás preservar la cordura, asirte a las cosas que conoces; pero de eso se trata esta prueba: dejarte llevar sin preguntar, acabar de golpe con lo que tanto hace daño, lanzarte contra filones oscuros como si fueras un ave de fuego que reclama su esencia en el Hades.
Quiero cambiarte la existencia así como la tuya cambió el eco transparente de mis miedos por la colérica emancipación de las dudas. Desbordar mares estelares con  sólo nombrar el instinto que domine tu racionalidad, pensamientos violeta encadenados a los haces rojos con los que la electricidad premia la naturaleza de tu carne. Desbordar aguas para lograr la purificación de esta ciudad que pretende endosarse nuestro renacer como suyo. Desbordar líquidos para hacer cercana la regeneración primaria de cientos de quimeras. Desbordar será quitarle la capa de nácar, la fisonomía de muerto al tiempo que tantas cosas se apresura a quemar.
¿Cuánta fe es necesaria para mover el universo unos centímetros? ¿Le tienes confianza a los manotazos del sonámbulo que a tientas recorre el laberinto trabajoso del amor? ¿Dónde queda la marginalidad de la sensación que carece de espectro? ¿Llegaré al final del día con algo concreto o cada paso que recorra sobre el aire es un simple eslabón en la caída cuyo final se prolonga? ¿Te amaré como te amo cuando te materialices?
Tantas preguntas y un cúmulo de respuestas escabrosas. Tengo claro, eso sí, que no es estéril esta lucha. Soy un hombre volcán y no puedo quejarme de inconstancia o mala leche. Hay cosas que se deben hacer sin dubitar, hay gente que vale la pena así no la conozcas y tú haces parte de ese axioma. No me conformo con lo poco que me dan, rechazo lo fácil por indigno, por cruel y egoísta. Existes y mis corazonadas pocas veces fallan. Existes y por eso te busco hasta debajo de las piedras. Existes y esa certeza hace que toda esta locura tenga dignidad, amaneceres y atardeceres para compartirte, brumas que me tornan nostálgico, pero  también le pican  los costados a las ganas inmensas de triunfar a pesar del dolor de estar sin ti.
Llevo aferradas a las meninges  tus características: la cadencia de tus pálpitos, las tardes escuchando noticias de los lugares que desististe de frecuentar a través de los murmullos, la tibieza de tus miradas penetrantes hastiadas del cansancio que produce la sobrevivencia. De eso se trata, niña, de aguantar como las heroínas del cuento que le cortan la cabeza al dragón: libre de llanto y neurosis.
Ronda esperanzada  las calles de tu infancia. Encuentra al caballo que deambula por charcos cromáticos recién formados en la dermis del suelo. Cada mancha, cada sombra, cada poro y cada sonoridad pegada a su sudor tienen claves que me identifican. No descartes un encuentro próximo, una repentina sucesión de sorpresas que te hagan flotar entre las carnosidades de las nubes anaranjadas.  No subestimes al destino. A lo mejor un amigo mutuo conecte tu realidad con alguna de mis dimensiones; quizás seas la vecina que no he visto salir cinco minutos antes que yo del edificio o el espíritu celeste que me salve de la anunciada  sobredosis. Mantén los brazos arriba, no te rindas, las buenas acciones nos darán independencia para amarnos, criterio para olvidar, sentidos para fornicar, para amarnos como se debe, para crecer y ser individuos atados al diluvio de la entrega. Ten fe.
Guardo silencio esta noche. Mañana repetiré este mantra antes, durante, al término del sueño, es ese un lugar propicio, el tiempo, la estancia donde el temblor del encuentro se hace una causa. Cierra los ojos y tócame, abre las piernas para sentirte y hacerme sentir, muestra el corazón para volverlo  un refugio digno para la poesía y su grandeza particular.
Somos mañana, futuro, pronóstico, quietud, nuevo comienzo. Somos el último pensamiento antes que la tristeza sea ley, huellas labradas en una caverna, hojas que llenan de belleza el otoño, somos nada más y todo.
Duerme, duerme y sueña, que la noche bendice a los que se dejan influenciar por la luna.

jueves, 13 de septiembre de 2012

SIN MIEDO A LAS AGUJAS


SIN MIEDO A LAS AGUJAS
Por: Fernando Vanegas Moreno

Y cuentan que Dios, después de muchos siglos de ausencia y desentendimiento resolvió un día volver a mira hacia la tierra…, se asomo a su triangulo glorioso y lo poco que alcanzó a ver le desmorono hasta la Gloria…, entristecido y preocupado, El Santo Señor se paseaba de un lado a otro del cielo, pensando en que hacer para remediar tal desmadre, cuentan también que solo se le escuchaba decir “Hay YO mío” y “ Santo YO, que vamos a  hacer”; pero siendo Dios, Omnipotente, Omnisapiente y Omnipresente, se decidió por la formula que dos mil doce años atrás le había funcionado: Llamo a su hijo único y le encomendó la misión: “Tenes que bajar a la tierra y recomponerles el camino otra vez”, cuentan que dizque le dijo; a lo que el Santo Unigénito respondió: “Pero que, ¿otra vez yo?, manda pues a San Miguel, que ese es más fuerte que yo…, acordate lo que me paso la última vez: me metí a redentor y salí crucificado”. Pero Dios es Dios y su palabra es impajaritable, así que el Buen Jesús, tomo aire, se santiguo y descendió del cielo a cumplir la Santa Voluntad del Padre. Esta vez no llego a Israel, “allá hay mucho tropel ahorita y no me dejan ni llegar”, pensó, “mejor, vuelo directo al  Vaticano, estoy seguro que haya si seré bien acogido”. Y dicen las narraciones que llegando Jesús a la Plaza de San Pedro, se maravillo por lo cambiado que estaba todo esto: “que qué hermosura de iglesias, que qué Cúpulas tan grandes, que qué maravilla de obras de arte”, en fin todo era esplendido.
Pero cuentan también que desde que puso un pie sobre la tierra, La Guardia Suiza y los servicios de inteligencia pontificios, empezaron a seguir a ese sospechoso mechudo, barbado y de sandalias, que miraba obnubilado todo a su alrededor y que regalaba con una sonrisa y una bendición a cuanta persona se atravesaba en su camino. No eran claras sus intenciones y se rumoraba que “hasta terrorista sería”.
Más entro en perspicacias, cuando después de varios meses y de otro tanto de trámites, este “neo hippie”, se atrevió a pedir audiencia con el Sumo Pontífice. “Era el colmo de la desfachatez de ese marihuanero”, pensaron los servicios de inteligencia de la OTAN, que ya habían sido puestos en conocimiento del sujeto por sus pares vaticanos.
Pero Jesús no se rendía, intentó por todos los medios habidos y por haber acercarse al máximo prelado, pero todo fue imposible…, ni sus influencias en el cielo dieron resultados dicen. La CIA ya había fotografiado al insistente personaje y dicen que el Papa, al ver la imagen del tipo dizque dijo “Ese lo que busca son indulgencias plenarias, pero qué vamos a hacer todo el mundo quiere lo mismo”.
Cansado entonces, El Maestro se despidió de tanta opulencia y arrogancia, recordando que Él había comenzado con un simple burro; y dicen los que lo vieron, que triste se decidió a hacer lo que Él mejor sabía hacer: predicar. Escogió al azar, el lugar del mundo donde (bajo su concepto), se necesitará más de su palabra y su aliento y viajo a un país llamado Colombia…, y empezó de ceros dicen, caminando por aquí y por allá, regalando amor y buena voluntad entre los que lo acompañaban, haciendo de la nobleza y humildad sus mejores armas y obsequiando de vez en cuando un milagro entre sus seguidores. Y fue tanta la gente que convocó el mechudito, que pronto los organismos de seguridad del Estado se pusieron a la espalda del Buen Hijo. Dicen que hasta un paisa, ex presidente él, al saber el poder de audiencia que tenía ese muchacho dijo: “Ese lo que es es un narcoterrorista de las FAR, que me lo traigan que yo si le doy en la jeta marica”. Pero Él, sin importarle nada y con la benevolencia de siempre, prosiguió su camino evangelizador, durmiendo con el más pobre, comiendo lo que había y cuando había, cogiendo flota y Transmilenio, y obvio, ocultándose de aquellos que para ese momento ya lo tenían más que perseguido. Y narra la historia que un domingo, el buen Jesús llegó a la Iglesia del Veinte de julio en Bogotá y por primera vez desde su nueva visita, se emberraco. Pero no era una piedra cualquiera, estaba superembejucado. Dizque “que era todo ese mercado, todo ese escapulario y todas esas imágenes, que como era posible que siendo un lugar de oración, eso estuviera lleno de comidas, ropa y hasta ungüentos para espantar la mala suerte, que no, que eso era imposible”, y emberriondado como estaba dicen que agarro una riata que encontró por ahí en uno de tantos puestos y empezó a repartir rejo a diestra y siniestra, y al rato claro, que llegaron los del CAI, y apresaron al Noble Cordero. Dicen que llego a los calabozos de la DIJIN, donde lo insultaron y ofendieron, lo golpearon y lo torturaron con bolsas plásticas y golpes en las plantas de los pies, cuentan que le daban descargas eléctricas y se reían de Él, y que cada rato le preguntaban a que frente guerrillero era que pertenecía.
Él silencioso, solo veía repetir su historia. Y para rematar su desgracia, estando detenido en ese hueco, llego una orden de aprensión internacional, emitida por INTERPOL, dizque por sus andanzas “sospechosas” por lados de la Basílica de San Pedro; y Colombia, que siempre hace caso mansamente de los designios de otros, decidió mandar al Verbo Divino extraditado para arriba, para los Estados Unidos. No más llegar allá fue lo mismo pero diferente, un juicio sumario en donde nunca se le permitió hablar (y mejor pensaba Él, ya estaba todo escrito), insultos y ofensas y el veredicto final: “condenado a la pena de muerte por inyección letal de manera inmediata por terrorismo subversivo”, y una sarta de patrañas inventadas por los fiscales que amangualados con una defensa mediocre ya tenían el fallo preestablecido. En fin y ya para rematar la historia, dicen que Chucho fue conducido a la sala de su ejecución, amarrado a su última cama y en presencia suya prepararon el coctel químico que inyectado lo despacharía de nuevo al lado del Progenitor Eterno. Pero ocurrió lo impensable, lo inimaginable…, Dios que nunca había perdido de vista a su Hijo, que lo había acompañado todo el tiempo, decidió que no iba a permitir que otra vez su Amado fuera blanco de la maldad y falsedad de los humanos, y en medio del sudor frio que ya acompañaba el Sagrado rostro de su “pelao”; así, sin más ni más, ascendió en cuerpo y alma su retoño frente a las miradas atónitas de guardias, abogados y sapos que nunca faltan cuando de generar morbo por la muerte se trata. Algunos cayeron de rodillas, otros se daban golpes de pecho y unos más se desgarraban vestiduras prometiendo nunca más volver a pecar…, pero ya era tarde, Dios había sentenciado: nunca más volvería sus ojos misericordiosos hacia la tierra, borraría del libro sagrado de la vida los nombres de aquellos que tan injustamente habían tratado a su enviado, dejaría eso sí, campo abierto para todo aquel que actuara de manera correcta y sacará, entre millones, la cara por toda una especie, cerró su ventana celestial y se fue a tomar tinto y a jugar parques con el viejito San Pedro, que hacía rato lo estaba esperando.
Jesús por el contrario, y en su inconmensurable amor, si dejo una esperanza, la certeza  de que Él, como heredero del trono celestial, siempre escucharía nuestras suplicas, en todo momento trataría de ayudarnos, prodigaría su amor por todos y en todo momento, y su paz y su palabra siempre nos alentarían. Prometió eso sí, después de mucho cavilarlo, que nunca, óigase bien, nunca volvería a la tierra…, hasta que no le perdiera el miedo a las agujas.

martes, 11 de septiembre de 2012

SI LLEGO A AMARTE


SI LLEGO A AMARTE
Por: Sanlisan


Si dejas que algo más pase dentro de mí, ya no habrá más uno dos, porque vendrás tan adentro mío que usare tu piel como la mía, y verás que tan suave, tan vivo y cercano se vive, aquí, dentro de mí.
Si llego a amarte, voy a detener tus dudas, te hablaré de esos lugares que no conoces pero que verás a través de mis ojos. Seré tu piel cuando ya no puedas más contigo, tus labios, tus manos, tus ojos.
Llenaré de vida cada momento en que presienta que no estás bien, te aliviaré las heridas después de un día lleno de guerras.
Si llego a amarte, seré el silencio de las mañanas, el canto de los pájaros que sólo viste una vez. Te enseñaré a sentir, a decir, a callar. Sentiré que soy una flor  recibiendo el agua clara del arroyo.
Si llego a amarte me volveré tu escudo para que jamás te hagan daño
Seré tus pies para que veas realmente el camino
Seré tu aliento cuando ya no puedas más
Si llego a amarte, deberás tener en cuenta varias cosas y no olvidarlas.
Que una vez que lo decidas sabes que mi amor es vida, sonrisas, caricias, besos.
Que te llenare el mundo de ilusiones que se irán haciendo realidad una por una.
Que una vez que te abra mi puerta, puedes hacer conmigo lo que quieras.
Que te amaré hasta que mi aliento sea solo un bosquejo de lo que alguna vez fue vida.
Que dejo en ti lo mejor y lo único que nace en mí.
Que sin importar sabré quererte en medio del silencio, de los quejidos y del llanto.
Que mil explosiones harán de mí la mujer más feliz porque tú las inspiras.
Que dentro de mí hay mil mujeres que te esperan…,
Solo si llego a amarte.

viernes, 7 de septiembre de 2012

SAL Y PICANTE


SAL Y PICANTE
Quedamos como amigos,
después de una larga charla,
muchas discusiones,
unos buenos besos y
mejores noches juntos.
Quedamos como amigos,
nada se pudo hacer,
y fue mejor así.
La quería matar y ella a mi
y sin embargo que cálida es su piel.
Necesitábamos un poco de azúcar,
y otro de sal,
pero se nos pasó la mano,
con el picante y tanto qué;
terminamos los dos con lesiones en el corazón,
pero siendo amigos.
No me quejo sin embargo,
pues en nombre de una buena amistad,
a veces:
destruimos las sabanas y la cama,
recordando aquellos días que nos sobraba,
la azúcar, sal y el picante.


Inédito