MUJER
Por: Sandra Sandoval, SanLiSan
Vuelvo a ser mujer, de ojos temerosos, de silencios compartidos, de
quejas y reclamos que se desvanecen con un beso.
Vuelvo a ser mujer de aspavientos matutinos con hileras
interminables de sueños vividos, de amor vehemente que no se cansa de quererte.
Vuelvo a ser mujer de pliegues suaves, de senos erguidos al amor que se
enfilan al más pequeño roce de tus dedos.
Vuelvo a ser mujer de mil sabores, de besos llenos del amor del mundo,
de miradas que agravan los silencios libidos de nuestras conversaciones.
Haces que mi mujer, la que llevo adentro, renazca cada día en mí, en
medio de la fiesta de todo lo que has traído para mí en este tiempo.
Y quiero volar a tus recuerdos, saber todo lo que quieras que sepa,
conocer tus oscuras libertades, tus pecados más profundos.
Te llenaré de besos nuevos cada luz de día, refrescaré tus mares
de deseo dejándome ser todas las diosas coronadas de tu sexo.
Y me regalaras esas plegarias de amor a la luz de cualquier estrella, en
medio del diluvio o el calor más intenso en nuestras pieles.
Vuelvo a ser mujer, con deseos nuevos, desviviéndome en tus ojos claros
que me ciegan, en tus labios que se cruzan con los míos temerosos, húmedos.
Vuelvo a ser mujer, con sueños ávidos como mil tormentas de una sola
vez, de espasmos grandes y serenos estallados con tu amor.
Vuelvo a ser mujer de búsquedas, con ganas de caminar y descubrir de
nuevo el mundo y entregártelo para que lo hagas a tu antojo.
Vuelvo a ser mujer, de cálidos abrazos, de amor por todas partes, de
manos suaves que se pierden para lograr una caricia, de ilusiones grabadas con
tu nombre.
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