FOTOGRAFÍA
Por: Javier
Barrera Lugo
Algunas noches extraño –aún para mi desaventurada
ventura- el calor de tu calor cuando estás ausente. Tan cercana al infinito es
la felicidad que nos permitimos cuando todo parece estar llegando a su fin y es
sólo un nueva trampa para que nos sigamos buscando y encontrando breves
momentos que valen el aroma de la vida…
Muchas veces te extraño con dolor sincero y limpio, pero
la mayoría del tiempo eres tú dormida a mi lado, por la eternidad en mi
memoria, la que reconforta este espíritu confundido hasta la médula y recalca que los instantes de felicidad
tuvieron la pureza de lo efímero, que todo lo prometido fue cumplido al menos
un instante: el amor fue amor, el placer una fuerza revitalizante y deliciosa,
la espera una ama implacable, el dolor un sello, pero no un imposición
perpetua, los encuentros después de tanto tiempo, una dulce resurrección en
medio de un mundo sordo que subvertimos apenas días en los que fuimos los seres
más felices que jamás hayan pisado un planeta de papel.
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