SAL
EN LA LENGUA
Por:
Camilo Etna
No olviden al niño
Que nació y murió al instante
Y fue feliz
Entre sábanas compartidas
Que trocaron pulsiones
Y sirvieron de mortaja.
Un hombre fue hombre,
Se volvió fantasma
En medio de las piernas
abiertas
Y sinceras de Rosario
Por una sola vez.
Se aferró a la caligrafía,
Proceso limpio de extinción
Libre de brutalidad,
Carne abierta y tibia o sangre
seca
Sobre las baldosas de la sala.
Está lejos el llanto
Que masticó
Y se hizo sal en la lengua;
La vejez y ese rumor
Que termina siendo prueba
Cuando miramos atrás
Y nos encontramos
Transformados en estatuas
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