BARRO
Fernando Soto Aparicio
pequeño Dios de tierra, el alfarero
crea mundos con la magia de su mano.
Dios de barro y trabajo cotidiano
y de las alboradas compañero.
Forma iglesias, tinajas, y un cercano
pueblo de fiesta en la mitad de enero.
Y es su sudor más tibio y llevadero
y su dolor de vida más lejano.
Así has tomado el barro de mis años
amasado de rabia y desengaños
para darme la forma verdadera
Por ese amor gozado y compartido
me salvarás del fondo del olvido
y serás mi memoria cuando muera.
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