CACERÍA
Por: Javier Barrera Lugo
Buenos augurios por parte de los dioses
le fueron transmitidos a Nube azul:
un águila desgarra el vientre de la serpiente
y deposita sus vísceras humeantes
en la boca del sendero que comunica
el hogar de los vivos con el valle
donde los muertos bailan en silencio.
Nube Azul, bendice mis instrumentos de caza,
limpia mis manos y me recuerda
agradecer con susurros a mis presas
el favor de sus cuerpos que sustentarán
la sobrevivencia de nuestra nación,
latidos esperanzados en miles de corazones,
la tierra del bisonte entregando sólo lo necesario.
Mi alma le pertenece a la tierra que transpira,
la que alimenta y se alimentará de mi esencia,
mi alma se esconde en las miradas transparentes
de quienes sucumben a la tarea otorgada
por el universo, espacios de agonía
sintetizando la orfandad que experimento
cuando en soledad muero también un poco.
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