CUANDO LLEGUÉ DEL COLEGIO
Cuando llegué del colegio
Me quite los zapatos,
Dejé en el suelo la maleta donde cargo útiles
y libros,
Me senté en el viejo sofá que me gusta tanto,
Llamé a mi gato para acariciarlo,
No quise almorzar ni hablar con nadie
Y le sostuve la mirada al retrato de Zico
Que tengo pegado en la pared.
Más allá de la ventana pasó un color tan
rápido,
Que solo alcancé a ver un pedazo de pájaro o
de mariposa.
Saqué del bolsillo de la camisa una hoja de
cuaderno
Donde ella había escrito su nombre.
Es trigueña, de trenzas, se llama Alejandra,
se ríe lindo,
Y tiene nueve años como yo,
Estudia en tercero A,
Y al recordarla
Sentí un corrientazo por dentro
Como si me empezara a doler
El estómago del corazón.
AYER POR LA TARDE
Ayer por la tarde,
Como te lo había prometido,
Jugué el mejor partido de fútbol de mi vida,
En el primer tiempo
Hice un gol a los quince minutos.
A los treinta y siete hice otro.
En el segundo tiempo a los siete minutos, José
Villegas,
El que cuando canta dice
Que le nacen mariposas en el pensamiento,
Fusiló a nuestro arquero
Con un taponazo sobre el ángulo izquierdo.
A los diez y nueve minutos y quince
segundos,
David, el que quiere ser aviador,
Empato el partido
Con un lindo gol de cabeza
A los cuarenta y cuatro minutos
Al estilo castañito,
Hice el gol más lindo del mundo,
Mi equipo gano por el marcador de dos a tres,
Pero yo sentí que había perdido
Porque tú no viniste.
Me derrotaron los goles que me hizo
tu ausencia.
LILIANA
Liliana, me contaron
Que prefieres salir con López
Porque él es un niño muy rico,
Propietario de muchas cosas.
Para que lo sepas,
Yo también soy muy rico;
Tan rico que una vez fui dueño
De quince caballos de carreras.
….
Mateo al verte es increíble pensar
Que alguna vez fuiste dueño
De quince caballos. Dime… ¿todos ellos
corrieron en el hipódromo de la capital?
….
No, Liliana
Ellos jamás corrieron en el hipódromo.
Lo hacían cerca de isla grande
En el golfo de Morrosquillo
Mis quince caballos eran de mar.
ME CONTARON
Me contaron que ayer cortaron el árbol
Que crecía frente a tu casa
Para poner, en cambio,
Un aparato de la empresa
de teléfonos.
Creo que los alambres se hubieran
podido colocar
En las fuertes ramas de tu acacia,
Pero parece que no quisieron correr
el riesgo
De que alguien, al levantar el
auricular,
Escuchara la voz de un gorrión triste,
Que averigua por una flor que
desapareció hace días
Y que vestía pétalos morados, cáliz del
color de la luna,
Y que se adornaba con un dorado
sombrero de polen.
El gorrión ofrece recompensa.
UN GRAN ESCRIBIDOR, DON JAIRO ANIBAL.
ResponderEliminarJAVIER BARRERA
las pregentas
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