EL SUEÑO...
POR: JOSÉ GUERRERO
El sueño, desconexión sensorial
que lleva a una anestesia natural,
de manera paradójica y extrema
siempre, como verdugo, nos recuerda
noche y día nuestra entera fragilidad,
nos hace saber sin darnos cuenta
que la nostalgia cual ola de mar
inclemente y sin reparos viene y se va,
que evadirla es un acto suicida,
y desear con ansia demencial su final
se convierte en un camino letal
que conduce tan sólo a la soledad,
que los dolores del alma y sus entrañas
aunque no pueden jamás sepultarse
de manera juiciosa deben aliviarse,
deben doblegarse y minimizarse,
deben ser ajusticiados y exorcizados
para así y de una vez por todas
despedirlos para siempre y sin reservas
con toda su amargura y su poder
y que a tantos valientes y cobardes
han llevado desde la cálida cuna
hasta la oscura y fría tumba.
El sueño, desconexión sensorial
que lleva a una anestesia natural,
de manera paradójica y extrema
siempre, como verdugo, nos recuerda
noche y día nuestra entera fragilidad,
nos hace saber sin darnos cuenta
que la nostalgia cual ola de mar
inclemente y sin reparos viene y se va,
que evadirla es un acto suicida,
y desear con ansia demencial su final
se convierte en un camino letal
que conduce tan sólo a la soledad,
que los dolores del alma y sus entrañas
aunque no pueden jamás sepultarse
de manera juiciosa deben aliviarse,
deben doblegarse y minimizarse,
deben ser ajusticiados y exorcizados
para así y de una vez por todas
despedirlos para siempre y sin reservas
con toda su amargura y su poder
y que a tantos valientes y cobardes
han llevado desde la cálida cuna
hasta la oscura y fría tumba.
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