SIETE
Evocar
un viaje y las ausencias que trajo consigo, el olor de la piel quemada en
octubre del año en que desencarné; fuego hecho trozos puntiagudos y grises que
un niño buscó en la desazón de su noche infernal para sentir miedo de morirse
por primera vez.
Dejó desnudos los huesos e inutilizada
el alma ciega, cero bendiciones, nulos ofrecimientos fáciles de cumplir: “No
sufrir es una demanda absurda, hacerlo sólo, un asunto cuya planificación jamás
existió, pero igual se hizo. Nadie lo entenderá, a nadie le interesó, a nadie
le importó… Es jodido y alucinante ser libre.
Hace tanto sucedió aquel lunes de mierda
en el que las certezas se volvieron el mal chiste que se llevó un rosado viento,
y aún te busco entre las hojas que caen de los almendros, tu esencia es
vegetal, pura, curativa.
Eres viento que recoge ilusiones y las
encripta en los corazones de quienes se atreven a soñar. Todo de ti en mi
cabeza acostumbrada a extrañarte; sólo de mí el amor que te susurra versos mientras
observas el mundo desde las venas del bosque donde aprendiste a volar.
Proclamo la belleza de tu existencia que
no se agotará nunca. Lates, militas en las palabras, llenas mis pulmones con la
índole del luchador y eso no te lo dejaré de agradecer. Me diste todo con una
generosidad que nadie ha replicado nunca; ¿Imaginas cuánto de agradecimiento para
ti hay en mi alma que hoy nadie conoce?
Vuelve a visitarme de madrugada y ayúdame
a no despertar, hace rato no veo tu sonrisa. La luna apuñala mi esencia de lobo.
Siete años después los sentires no dejan de crecer (los buenos y los malos).
Te amo y eso no lo cambiará nadie jamás,
Catalina de mi alma, angelito mío, la única con derecho a
juzgarme; lo que vivimos nos hizo inseparables y cumplimos nuestra promesa.
Hasta hoy lo veo, yo elevé mi homenaje en otro lado..., su ausencia aún nos marca a quienes en verdad la quisimos, bien que nunca deje de amarla, excelente que jamás dejemos de sentirla. Un abrazo Gump, y ya las paces con Dios, se hicieron.
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