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jueves, 9 de agosto de 2012

TEORÍA DE DULCINEA...


TEORÍA DE DULCINEA
(JUAN JOSÉ ARREOLA)

En un lugar solitario cuyo nombre no viene al caso hubo un hombre que se pasó la vida eludiendo a la mujer concreta.

Prefirió el goce manual de la lectura, y se congratulaba eficazmente cada vez que un caballero andante embestía a fondo uno de esos vagos fantasmas femeninos, hechos de virtudes y faldas superpuestas, que aguardan al héroe después de cuatrocientas páginas de patrañas, embustes y despropósitos.

En el umbral de la vejez, una mujer de carne y hueso puso sitio al anacoreta en su cueva. Con cualquier pretexto entraba al aposento y lo invadía con un fuerte aroma de sudor y lana, de joven mujer campesina recalentada por el sol.

El caballero perdió la cabeza, pero lejos de atrapar a la que tenía en frente, se echó en pos a través de páginas y páginas, de un pomposo engendro de fantasía. Caminó muchas leguas, alanceó corderos y molinos, desbarbó unas cuantas encinas y dio tres o cuatro zapatetas al aire. Al volver de la búsqueda infructuosa, la muerte le aguardaba en la puerta de su casa. Sólo tuvo tiempo para dictar un testamento cavernoso, desde el fondo de su alma reseca.

Pero un rostro polvoriento de pastora se lavó con lágrimas verdaderas, y tuvo un destello inútil ante la tumba del caballero demente.

JUAN JOSÉ ARREOLA: Orfebre, comediante y mago de la palabra es este autodidacta mexicano, amante del lenguaje por sobre todas las cosas y quien venera a quienes mediante la palabra han manifestado su espíritu, desde los cuatro evangelistas hasta Kafka.

Arreola, al igual que su amigo Rulfo, escribió una obra breve, pero contundente, entre las que se encuentran: Confabulario personal, La feria, cuentos fantásticos y varia invención