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domingo, 15 de marzo de 2015

CUESTIÓN DE ACTITUD

CUESTIÓN DE ACTITUD






POR: JAVIER BARRERA LUGO

Creí que la idea absurda del amor manejada por el vulgo, jamás me afectaría. Me equivoqué de cabo a rabo y eso no me hace feliz. La buseta repleta de almas desesperanzadas, (centro de Suba hasta Bosa, no menos de 50 pasajeros -yo me quedo en la 26 con Cali-) parece el escenario de un castigo para mediocres.
Jueves normal, trancones eternos, personas evadidas en la música, gracias a los audífonos de sus teléfonos,  caos que baila cuando observamos el panorama desolador a través de las ventanillas. Un milagro, la vida me cambia sin saberlo: ella se ubica a mi lado, vamos de pie evitando el manoseo de los vecinos; mientras, el “caballero” que la acompaña,  se sienta (aplasta) sólo para comenzar a parlotear estupideces con impunidad.
Mi actitud de fiera  agazapada al final del pasillo para no sentir el roce de braguetas, traseros, panzas tibias y senos, que inexorablemente buscaran la salida de esta celda infernal, cambia. La contemplo, gozo viéndola, es guapa, puedo ser su padre; pero ese detalle me tiene sin cuidado. Aquella angélica morena de veinte años, gordita, sonrisa fácil y cara hermosa, estruja las sensaciones y placeres que pulverizan mi pesimismo. Su espíritu es gigantesco y no oculta este don.

Escucho lo que le cuenta al tarado, lo de su embarazo a los 16, sus deseos de estudiar contaduría en la universidad, no en el SENA,  la oficina de porquería donde se desperdicia, que su jefe es un engendro. La amo. Lo que por décadas negué a padecer, me explota en la cara. El sueño termina cuando en la Avenida ciudad de Cali con 53, se despide del torpe, no de mí, y baja del bus. La justicia romántica sí existe, es igual de cruel a la poética. En menos de una hora me enamoré, soñé el amor, la perdí y  quedé hecho trizas. Cuento estúpido el amor… Y ahora a pensar como le justifico al patrón los 30 minutos de retraso que llevo para entrar a  trabajar. Un corazón roto no es excusa válida.