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lunes, 16 de febrero de 2015

QUIEN TIENE LA PIEDRA






QUIÉN TIENE LA PIEDRA



Por: GIOVANNI E. ALMANZA
                                              
SINOPSIS: Un deportista encuentra una piedra en el zapato, a partir de ese detalle desarrolla  una serie de vivencias personales con la piedra.

(Entra un hombre joven con traje deportivo, se muestra muy cansado, ubica el único elemento disponible en el escenario que es una silla; el tema musical de fondo es música para aeróbicos. El personaje entra cojeando, toma asiento, se quita un zapato y de su interior extrae una piedra.)

DEPORTISTA: (Tomando la piedra y observándola muy detalladamente.) ¡Que belleza!, ¡Que belleza! He aquí la piedra en el zapato, ya me estaba haciendo hueco en el píe, la media me quedó toda untada de sangre, estoy aterrado de la inseguridad que hay con tanta piedra suelta, ya uno no puede salir ni a trotar porque siempre hay una piedra en el camino, yo ya he gastado muchos zapatos por culpa de las piedras y a mí nadie me responde por eso. Yo pienso que se deberían recoger todas las piedras y colocarlas en un museo o que se la pasen a un coleccionista de curiosidades, claro está que la piedra por el simple hecho de darse silvestre pierde absolutamente la connotación de curiosidad, exento aquellas que presentan formas raras. (Se quita la media delicadamente para no lastimarse.) Tremenda ampolla que se me hizo, casi no puedo caminar, no entiendo la razón de poner piedras, antes por el contrario deberían quitarlas; pero no, nadie se toma el trabajito de hacerlo y menos si no hay remuneración. Debería haber como una conciencia ciudadana, con cierto toque de sentido de pertenencia que diga: “No bote basura y adopte una piedra” siempre debe haber una piedra acompañándolo a uno, por ejemplo aunque parezca algo extraño yo, y ese mineral tenemos muchas cosas en común. Mi nombre es Pedro que quiere decir piedra, y eso es algo que está implícito en las sagradas escrituras, mi primer apellido es Pedraza, etimológicamente viene de una raíz de piedra que en el sentido semántico quiere decir: piedra grande, mi segundo apellido es Pedradita que quiere decir dentro del contexto mismo de la  semántica: Lanzar al vacío una piedra de tamaño pequeño, pero tengo un tercer apellido: Pedrea, cuyo significado es, combate a piedra. Luego mi nombre completo  es: Pedro, Pedraza, Pedradita, Pedrea. Cuando alguien me molesta mucho, me saca la piedra, en algunas manifestaciones tiran piedra, cuando alguien es bien solapado se suele decir: ahí está pintado, tirando la piedra y escondiendo la mano, cuando un ser humano es bien frío se le dice que tiene el corazón como una piedra. Los árbitros de futbol sacan la tarjeta amarilla, la tarjeta roja y a los hinchas la piedra. La piedra no solo sirve para causar daño, también sirve para construir casas, edificios, teatros, centros comerciales, estadios de futbol, coliseos, etc., etc. La piedra sirve también como arma y como un medio de defensa. En la antigüedad se utilizaba las catapultas para lanzar piedras enormes a las guarniciones enemigas, es muy frecuente escuchar la frase: “Tropecé con una piedra”, hasta Julio Iglesias cantaba… (Canta el estribillo.) ¡Tropecé de nuevo y con la misma piedra!, Otras expresiones que resultan muy familiares son: Por culpa de esa piedra me caí, pásame la piedra, se me enterró una piedra, vino una piedra perdida y me dio en la frente, tremendo chichón que se me hizo. Alguien en algún lugar del mundo por una u otra razón siempre tiene una piedra. Por ejemplo en el estómago se presentan con cierta frecuencia los cálculos que no es otra cosa que la acumulación o concreción anormal que se forma en diferentes partes del cuerpo y principalmente en la vejiga, en la bilis, en los riñones, llamado como el mal de piedra. Ojo, no debemos confundir el cálculo que se forma en las partes del cuerpo anteriormente señaladas, con los cálculos de las matemáticas. Tenemos que investigar a profundidad sobre la piedra angular, piedra filosofal y la piedra pómez muy buena para los callos de los pies. Dentro de nuestra vasta geografía también tenemos unas piedras muy famosas: las piedras de Tunja que no quedan en Tunja sino en Facatativá. Si nos remontamos a la prehistoria, veremos que existió la edad de piedra; pero esa edad la podemos apreciar hoy en día, y está más o menos entre los 60 y 80 años, si ustedes no me creen, no es sino que le lleven la contraria a una persona de la tercera edad, bueno realmente deben perdonar mi atrevimiento porque sé que hay mujeres de 60 años que están en la flor de la vida, ejemplo de ello es la actriz Amparo Grisales, no hablo de los hombres porque a nosotros sí que nos patean los años y las piedras por doquier, por eso será que sufrimos un deterioro físico y mental más acelerado; afortunadamente me hace falta mucho para llegar allá. Una vez estaba yo haciendo fila o cola en un banco, cuando llegó una buena señora y se me coló. La señora no estaba tan madura, tendría por ahí unos 62 años; bueno para ser más exacto 59. Uno menos que Amparo Grisales. (Ríe.) Yo le dije muy formalmente sin el más mínimo ánimo de ofensa: Con todo el honorabilísimo respeto que usted gentil dama se merece fuera tan amable, tan gentil, de tener la delicadeza de hacer cola. Esta adorable dama no sacó el cobre sino la piedra que llevaba en la cartera y me dijo… Yo soy mayor que usted y nadie me viene a decir lo que tengo que hacer, por tal motivo mocoso impertinente, al ser mayor en edad, dignidad y gobierno le ordeno que cierre la boca antes de que se le llene de  piedras, digo de moscas; porque eso si le digo una cosa o usted se calla o lo denuncio por violentar los derechos de una mujer mayor. Yo aturdido por las miradas inquisidoras de la gente opté por decirle: No, no hay problema mi señora al fin y al cabo usted tiene toda la razón yo estoy muy joven en cambio usted ya está pisando el umbral del ocaso, se voltea esta señora y me dice a grito pelado; usted lo que quiere es volarme la piedra, mejor dicho ya me la voló, ¿quién le dijo al caballero que una mujer a los 30 años ya está en el ocaso de la vida? ¡Hable ahora o calle para siempre! ¿O es que acaso el germen de la ignorancia no lo deja refutar? Porque no hay cosa que más me moleste que la dejen a una con la palabra en la boca. Si, le contesté, yo ya me estaba acalorando también; pero ante todo la serenidad y la educación. Yo le refuto cuando quiera. Mi señora esta conversación está un tanto subida de voltaje; pero yo no me refiero a la dama de 30 sino a usted. No sé qué aconteció después porque esta señora tuvo un ataque de cólera, metió la piedra dentro del bolso y con ello sufrí la peor agresión de mi vida. Como ven la gente pierde los modales y la educación, dejándose llevar por el instinto de la bestialidad que también va ligada a la salida de la piedra.
Ayer, cuando venía para acá una piedra filuda pinchó uno de los neumáticos de mi auto, hizo ¡plop!  (Realiza un estruendoso ruido con la boca.) Inicialmente sentí gran aturdimiento, pero después fui controlando la situación, me senté sobre una piedra y cambie la llanta, luego pateé con furia varias piedras apartándolas del camino. Por lo  general suele decirse que el tráfico en la capital es un completo caos; pero como es que no nos damos cuenta de dos factores: Uno, los huecos, dos, las piedras. Las piedras no sólo están en nuestro medio terrestre, también están allí. (Señala hacia arriba.) Hay algunas piedras que vienen del espacio llamadas meteoritos. En Rusia hace poco se estrelló uno que venía a gran velocidad; ¿ustedes se pueden imaginar donde una persona vaya tranquilamente caminando y de pronto le caiga un meteorito en la cabeza?, seguramente ese desafortunado sujeto vaya a decir: “¡Uy! Como que me escalabre con algo, la persona debe quedar totalmente ida. Para explicar el fenómeno físico de la ondulación, no es sino que lancemos una piedra a un lago, a una laguna donde vemos que el agua está muy tranquila, en el más absoluto reposo; veremos cómo esporádicamente se van presentando una serie de ondulaciones que se expanden hasta volver a quedar en reposo. No voy ahora a ponerme a dar explicaciones partiendo de complicadas fórmulas que posiblemente no vayamos a entender, para estudiar un fenómeno físico real, debemos partir desde la observación y no desde la teoría. La piedra ha sido un elemento mineral que igualmente ha servido de base a grandes descubrimientos científicos.   Dios en su sempiterna sabiduría nos envió la piedra para que la humanidad realizara una serie de investigaciones e hiciera el mejor uso de ella, desafortunadamente no hemos sido muy consecuentes con el mandato divino. Por eso es que yo recalco sobre el uso más aconsejable que se le debe dar a la piedra… Hagan esculturas y vendan, así mataríamos dos pájaros de un tiro, por un lado evitaríamos tropezar con una piedra y por el otro solucionaríamos uno de los problemas capitales: “El desempleo” Pero eso si yo siempre le digo a la gente que sea muy discreta, prudencia ante todo, prudencia, y que no vaya a caer esta propuesta en manos de los Nule; porque eso sí sería para agarrarlos a piedra, dejarían a la ciudad sin una gota de piedra. Con tanta piedra por ahí subutilizada mejoraríamos el aspecto de la ciudad, construiríamos puentes, casas, bibliotecas, barrios enteros. Acordémonos señores de la serie de televisión los Pica piedra, que todo era a base de piedra. La semana pasada una piedra perdida lanzada desde un punto determinado de la calle, rompió un vidrio de mi casa sin daños físicos para ningún miembro de mi familia afortunadamente. Ahora con el perdón de ustedes les voy a contar una intimidad muy íntima aunque suene exageradamente redundante. Tuve una novia cuya familia era adinerada, quisiera entender porque razón se le dice a una persona que tiene un patrimonio algo elevado de buena familia, en mi caso particular prefiero omitir ese término sin entrar en detalle. La familia de esa novia y la mía se detestaban; éramos como los Montesco y los Capuleto. Para verme con Julieta, curiosamente el mismo nombre de la pieza teatral de Shakespeare, tenía que ir a su casa trepar una reja, llegar a donde se encontraba una seguidilla de ventanas, la tercera en el piso tercero a mano derecha entre una enramada espinosa era la de mi amada, teníamos un código secreto; había que mandar tres piedrecillas al vidrio de su habitación o a su ventana y de esa manera nos comunicábamos y nos expresábamos amor eterno. Una vez no estuve tan aceptado en el tiro, una de las piedras se desvió algunos metros tal vez por la acción del viento y esta fue a estrellarse a la habitación de sus padres, quienes me devolvieron el saludo con una cascada de piedras, afortunadamente pude escabullirme, y por unas cuantas piedras no volví a saber nada de ella.
(Sollozando) Si ven ustedes como mi vida está ligada a la piedra. (Se escucha el ruido de un cristal roto.) Si escucharon otro vidrio roto a consecuencia de una piedra, alguien definitivamente no tiene nada que hacer sino sacarme la piedra y yo creo que es uno de ustedes, o el que esté libre de pecado que lance la primera piedra. Para colmo de males ayer estuve en la torre col patria, me subí a la terraza para ver cómo se veía la ciudad sin mí, de puro aburrido le di una patada a una piedra que casualmente estaba ahí, luego me bajé todos los pisos por la escalera contando todos los escalones, en la más absoluta ociosidad, cuando llegué al primer piso perdí la cuenta´. Luego en la casa me recibieron con la no muy buena noticia que mi señora madre estaba hospitalizada porque cuando pasaba por el frente del edificio col patria, algún desadaptado social  le dio con una piedra en la cabeza. Afortunadamente mi madre hoy está bien y no se supo nada sobre el desgraciado que mandó la piedra o sea yo. (Mira el reloj.) Debo irme pero antes les dejo una moraleja. “Cuando alguien pregunte algo, no respondan con dos piedras en la mano, lo cortés no quita lo valiente.” (Suena otra vez un vidrio roto.) Hasta cuando voy a tener que lidiar con la piedra. (Sale cantando un estribillo de reguetón.)
“Iba caminando por la calle,
Cuando con una piedra tropecé
Caí sobre el filo de una piedra
Y con esa misma el trasero me chucé. (Sale.)


SUBTEXTO: Intolerancia.