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lunes, 16 de junio de 2014

DESPERTARES

DESPERTARES

Por: Javier Barrera Lugo





Árida calidez de una noche
De espíritus que huelen los engranajes
Cuando las máquinas de ensamblar silencios
Se funden de tanto trabajar.

Yace el hombre desnudo sobre el pavimento,
Larvas comen sus dedos;  con una sonrisa
Que tiene el sonsonete lúgubre de una guitarra huérfana
Se inventa una vida, la felicidad mezquina,
El horror de una amante ausente de la cama
Donde el amor se hace a la fuerza.

Se hastió de las mentiras, lanzarse del décimo piso
Y quedar intacto.
Les devolverá a todos lo mismo que le den,
A eso lo llaman justicia poética; “ser un comemierda”,

Dicen sus conocidos. Simplemente crece para testificar
Que son demasiado pocos los dignos de confianza,
Los carnales, los hermanos, la gente para amar.
No se extraña lo desconocido,
Los niños ciegos saben eso cuando sienten
Las complacientes miradas de los inocuos.

Sangre, huesos, diminutos capilares y venas de cristal
Se comen el asfalto imitando bacterias,
Las manos son vientos castrados que se ahogan en la sala,
El hacer ya no es contrario al querer,

Está viejo y enfadado, sus fantasmas pesan en la conciencia,
Llorar a escondidas es una bajeza inútil.
Será fiel por una vez el noble guerrero,
Disfrutará el hambre, la carencia,
Encarnará a través de su ira, salvará el alma,
Lo primario es honor, ese es el secreto.

Yace el hombre desnudo sobre el pavimento,
Pero se levanta porque niega la muerte,
El hecho de navegar con la corriente

Siendo que es principio de fuego el latir del corazón.