PALABRAS
SIMPLES
A
la Señora Ana, mi madre….
Me
caí mil veces, y sus lágrimas recogieron dos veces más mis despojos. Me ausente
en locuras, y ella, bueno, ella fue siempre el mejor remedio a mi frenesí. Me
abrigó en las noches aún ya viejo, y ya viejo, aún me abraza. Me consoló en el desasosiego,
y me encumbró en mil glorias, me educó con mimos, y con firmeza me reprendió;
me curó heridas que yo ni siquiera sabía que existían, me alimentó ternuras y
cuidó cada uno de mis pasos.
Al
casarme, su sonrisa me entregó frente al altar, y su bendición y un llanto
leve, me dejaron ir de su lado, solo por aquel breve instante, pues luego de la
parafernalia y el brindis, volvió a cubrirme con sus mantos protectores. Hoy la
veo sentada en el pórtico de esa vieja
casa, reposando su éxito de formadora genial, me despide, y en mi mente, vuelvo
a creer que ese ángel de la guarda que Dios nos prometió, tiene nombre propio…, se llama mamá.
Fernando
Vanegas Moreno, mayo 2013.
EL
MUNDO DE LAS MAMAS IMPERFECTAS
Había una vez un mundo, muy lejano, donde
todas las mamás querían ser perfectas. Por la mañana se levantaban muy temprano
para llevar a sus hijos al colegio perfectamente aseados, peinados
y con la ropa perfectamente limpia y planchada. Después iban a trabajar, para
ganar dinero y que a sus hijos no les faltara nada que pudieran necesitar.
Luego se llevaban horas en la cocina, guisando platos complicadísimos y
deliciosos, como pato a la naranja, ensalada templada de endivias a las 3 vinagretas,
mousse de queso fresco a los frutos rojos, y cosas así. Además, hacían unas
tartas maravillosas para los cumpleaños, que organizaban sin faltar un detalle
: piñatas, castillos hinchables, globos, payasos……..También, como eran muy
listas, ayudaban a sus niños en las tareas del cole, hacían manualidades
maravillosas………..Y mantenían las casas increíblemente limpias, ordenadas y
preciosamente decoradas.
Pero todos esta perfección exigía mucho
esfuerzo, y las mamás estaban muy cansadas. De hecho, los niños de ese mundo
empezaron a darse cuenta de que sus mamás habían dejado de sonreir. Es más,
habían incluso olvidado como hacerlo.
Un día, todas las mamás de este mundo
amanecieron de color gris. ¡Se habían decolorado! Se quedaron en la cama y no
se podían mover. Los papás no comprendían que pasaba : “ ¡es imposible que
hayan perdido los colores!”, decían. Pero cada día que pasaba se volvían más y
más grises. Los papás llamaron a los mejores médicos del mundo, pero aunque
usaron todas las medicinas y remedios que conocían, ninguno consiguió que las
mamás recuperaran el color. Entonces llamaron a otros muchos expertos y técnicos
del mundo, pero ninguno supo encontrar una solución.
Cuando los niños vieron que sus papás
estaban desesperados y que no sabían ya que intentar, decidieron intervenir.
Hicieron una reunión para hablar todos juntos y ver que podían hacer.
Un niño dijo : “en uno de mis cuentos, se
habla de un sabio mago que se llama “TodoLoSé”. Seguro que él sabe cómo
ayudarnos. Pero es muy difícil llegar hasta él, porque vive en una cueva, en
una montaña muy alta y muy lejana. Y hasta allí solo podemos llegar los niños
si hacemos una cadena muy larga, muy larga, dándonos todos las manos……..Y
cuando el ultimo niño del mundo se una a la cadena, la montaña surgirá ante
nuestros ojos, la cueva se abrirá, y el mago aparecerá.”
Sin dudarlo ni un momento, todos los niños
empezaron a darse las manos, y hacer una cadena larguísima, que atravesó
ciudades, bosques, praderas y valles. Y cuando el último niño se hubo unido a
la cadena, una montaña surgió de la tierra, y una cueva se abrió en la piedra
de la montaña, y de ella, andando muy despacito y con un bastón, apareció
el Anciano y Sabio mago “TodoLoSé”.
El mago dijo : “Es muy agradable recibir la
visita de los niños………..Pero estoy seguro de que habéis venido a verme porque
algo os preocupa”. Los niños contaron entonces la extraña historia de lo que
sucedía a las mamás de ese mundo. Y tras reflexionar unos instantes, el mago
dijo : “Tenéis que volver a vuestras casas, sentaros en la cama de vuestras
mamás, y convencedlas de que jueguen con vosotros”.
Los niños agradecieron al mago su consejo, y
volvieron inmediatamente cada uno a su casa. El mago no había dicho a qué
debían jugar, así que cada niño cogió lo que más le gustaba : las muñecas para
jugar a las casitas, los castillos para jugar a princesas y dragones, los
animales para jugar a la selva, las piezas de construcción………..Al principio,
las mamás se mostraron reacias a jugar, pero ante la insistencia de sus hijos
para que jugaran con ellos, empezaron a participar, y sucedió un milagro : las
mamás empezaron a sonreir. Y con su sonrisa, sus rostros se iluminaron, y
como por arte de magia, el color empezó a brotar de ellas, y el tono gris
ceniza que las había teñido hasta ese momento, desapareció para siempre.
Los niños se pusieron muy contentos, y
tomaron una decisión : todos escribirían aquella historia en un cuento,
para que en la librería de todas y cada una de las casas, las mamás tuvieran
ese cuento y pudieran releerlo con sus hijos todas las veces que fuera
necesario y recordaran que hacer para que nunca más se volvieran de color gris.
Y desde aquel día, algunos niños fueron
despeinados al colegio, algunos papás se fueron al trabajo con la camisa
arrugada, y más de una vez todos se comieron la comida un poco quemada, pero
nunca más las madres dejaron de sonreir en el mundo de las “imperfectas” mamás.
Elena Gallo.