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domingo, 18 de enero de 2015

BLANCA PALOMA

EL INSTINTO CREADOR
Emilia Vásquez, bogotana, profesora, escritora prolífica y amiga de esta casa editorial, presenta hoy en Idiota Inútil, uno de sus poemas más ricos y generosos, un verso de aquellos que nos ayudan a despertar de la pesadilla cotidiana, de la tragedia que parece comer y vomitar su carga de horror sobre las mentes y sueños de quienes habitamos un mundo hastiado de tanta intolerancia.
A Emilia y su obra las caracterizan la profundidad de conceptos, su alegría realista, sus ganas de contar una versión propia de este cuento al que llamamos vida. Ama profundamente las letras, lo que ellas brindan,  las barreras que destruyen cuando los días carecen de sol. El instinto creador que no se doblega ante las circunstancias, debería ser el lema que resume el brillante ejercicio intelectual de esta joven. “La literatura es siempre una expedición a la verdad,” dijo Kafka y eso en la existencia de nuestra invitada parece ser axioma. 
Sin más preámbulos los dejamos con “Blanca Paloma”, una muestra del talento y la entereza de esta creadora que lucha y seguirá luchando por tener voz propia en un mundo que se hunde en un mar de confusiones.


BLANCA PALOMA


Orgullosa e indolente,
se posó La Muerte sobre su blanca figura
A metralla y bombas le arrancó sus alas
cosió su pico con hilos de indiferencia
con suave hipocresía extirpó sus ojos
Libertad, Igualdad y Fraternidad se bañaron en su sangre
¡Inocente! ¡Víctima de ambiciones!
Sin misericordia, fueron sus plumas arrancadas
para adornar la vanidad de falsos ideales
Con nostalgia recordábamos como rauda rompía el viento
Los que antes, bajo su dócil ala descansábamos;
ahora sobre su tumba devoramos nuestros hijos
¡Día sin luz! ¡Eterno dolor!  Es su vuelo ausente
Más fuerte el machete que el calor de sus polluelos
No bastaron sus agudos chillidos
para que la angustia de volver la hubiera liberado
esta vez no hubo magia… fue real…
Buitres encontraron sus polluelos
Alimentados con resentimiento
Y bajo desperdicios abrigados

Aún esperan que Alguien les enseñe a volar