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domingo, 30 de junio de 2013

INCONCLUSO

INCONCLUSO
Fernando Vanegas Moreno



El beso matutino de mi esposa me despierta, no tengo afán por levantarme, me quedo un rato mirando el techo de mi habitación mientras que hago un plano mental de mi día, no quiero salir pero es obligatorio, pedí reiteradamente nada de celebraciones…, 40 años…, el espejo me lo recuerda, varias canas, una que otra arruga, muchas vivencias, algunas tristezas, más alegrías.
La ducha, sitio perfecto para evocar. Dejo que el agua corra como queriendo que lave las experiencias que nunca debieron estar…, me veo entonces frente a un televisor en blanco y negro, Enrique y Beto dicen estupideces, pero son las estupideces más inteligentes del mundo, mi padre entra, me saca de mi alegría momentánea y cambia mi fantasía por su realidad; hay que ayudar a mamá en los quehaceres, no hay discusión, el fuete manda…., jugar bolas, trompo, correr en mi calle, ser el llanero solitario, montar en bicicleta, raspar mis rodillas y llorar ante el algodón impregnado de “mertiolate”, el remedio infalible de mi Ana adorada. Mis primeras letras, y mis primeros fracasos académicos, (confieso, aún hoy no se dividir), mis primeras mariposas por aquella niña…, por Ceci, yo ocho años, ella seis, nunca fui capaz de decirle nada, pero buscaba cada instante para esta junto a ella; el “soldadito libertado” era entonces el cómplice perfecto. Repito, nunca le dije nada, ella lo sabía, su blancura y sus ojos miel me aclararon desde entonces que la frase aquella de “solo quiero ser tu amiga” dolía, y mucho. Fin del baño, no me alcanzó el tiempo, sigo en  mi viaje por el ayer..
El Colegio, “templo santo de ciencia y virtud, hoy queremos cantar en tu nombre este himno de fe y gratitud”. Los amigos, los Barrerita,  Ricardo, Vladimir, Oscar, Ernesto, Italo…, Top Duck y la falsa promesa de amistad eterna, que solo me dejo un tatuaje mal hecho en mi brazo izquierdo; las apacibles tardes en los parques; las fiestas a las que fui, las piezas que nunca baile; los primeros tragos con Vlas, Nano, Wilson y Oscar; bohemios avieternos que arrullaban las madrugadas con canciones de Silvio, Pablo, Julio Jaramillo y los Visconti. Mi trasegar doloroso y arrogante de tres años por caminos blancos y verdes de perico y santa marta gold…, se hizo entonces cierta la frase lapidaria aquella de mi amiga Adriana: Fernando no es más que un Cascarón: blanco y hueco.
Adriana…, Lalita…, ella, mi primer gran amor real, visceral, hermoso…, la ame, me amo, le hice daño…, se fue. Tan real, que aún hoy, después de tantos años, la amistad persiste. Pasó mucho tiempo antes de superar perdidas de entonces, hubo que trasegar y luchar por sanar heridas y tuve que reencontrar a Dios, pues mi arrogancia y mi decídia lo habían dejado a un lado creyendo que yo era el eje del universo. La vida continuó…, la noche termina y da paso a la madrugada.

II

“Vivan, vivan los Libertadores, viva, viva mi universidad”…, comunicación social. Me fue bien, estaba destinado a  eso; no pude con el derecho ni con la administración…, mejor, ellas no pudieron conmigo. Jaime, Elkin, César, Pedro Luis…, intentaron guiarme por las nobles y difíciles pendientes del oficio de escribir, aplauso honesto para ellos…, lo lamento, fracasaron. Son mis maestros y mis muy buenos amigos, y aún recibo sus regaños y madrazos cuando se hace evidente que la cago. Noches largas en chapinero, empapándome de lo que pudiera y ellos me quisieran ofrecer; se aprendió más en los bares que en las aulas y aún fuimos capaces de soñar con ser grandes generadores de cultura a través de  nuestra primera revista: “Literadura”, buen proyecto, pero mejor aún: gran sueño.
Nunca ejercí, el oficio se lleva en el alma; me dedique a otras cosas, me volví un gitano; anduve por todo el país, por Venezuela, por Ecuador…, mi ausencia me encontró de nuevo en un pueblito de Santander y volví después de muchos pasos a reencontrar mi centro, y mi centro y el haber hecho las paces con el Creador me premiaron: Se llama Marysol: mi esposa, mi amiga, mi amante, mi hija, mi novia: con un comienzo difícil, se convirtió luego en mi norte y mi guía, la única que supo aceptar y desenredar mi existencia, la única que hoy me acompaña con un beso y una sonrisa a celebrar mis 40. Es testaruda ella, a pesar que advertí no querer celebrar, ella ya tiene listo el festejo…, ¿como pelear con su sonrisa y sus ojos verdes?, ¿como enfrentar su mirada que pone en jaque hasta mi decisión más férrea?. En mi pasado, compraba una pelea, nunca le he tenido miedo a otra persona; trato de no apocarme ni amilanarme por nada…, pero ella, a ella si le tengo miedo, jajajaja, en fin, amores hay de todo tipo y luego de doce años, la mona, como cariñosamente le digo, ha acompañado con estoicismo y fuerza la aparición de mis primeras canas, de mis primeras dolencias y de mis locuras de siempre, vive a mi lado, envejece conmigo y, cada noche, cuando duermo, se convierte en el hada protectora de mis sueños. Esa niña grande pone en mi torta 20 velas, y eso, la significación de ese gesto, (que pretende darme moral), ya dice cuanto me ama.

Se acaba el tiempo, me llaman…, debo cumplir con el rito sagrado, de soplar, apagar y pedir…, debo sonreír para las fotos y fingir sorpresa, debo ofrecer unas palabras y debo, sobre todo, seguir siendo yo. ¿Que madure?, eso es para las frutas, tengo muchas rocas que escalar, mucho por conocer, y todo por aprender. Esta noche, cuando Dios me dé su asueto, el bar de rock me estará esperando, nunca se ha ido, y creo que hoy no va ser la excepción. Con la muerte del día, levantare mi copa, brindare por mí, reiré por el ayer, abrazare el hoy y me embriagare por el mañana. Esta noche, quiero que estén seguros, que en la distancia, a todos ustedes los querré más que nunca, los extrañare como siempre y les agradeceré eternamente. AMEN