APOCALÍPTICO
“El mundo comenzó sin el hombre y terminará sin él.”
Claude Lévi-Strauss
Por: Javier
Barrera
00:56:21
Ya todos tomaron el menjurje que la abuela Dominga
preparó. Tantos años vividos en la selva le enseñaron a encontrar la mezcla
precisa de yerbas que arreglan un mal tan grande como el que esperamos. Las palabras
del padre Guillermo todavía dan vueltas en mi cabeza: “No lo hagas Emilio… Te
condenarás y los condenarás al suplicio del infierno… La muerte, y por encima
de cualquier cosa, la vida, son asuntos que sólo le competen a nuestro Dios.
¿Acaso no son una familia creyente? ¿Alguna se atrevieron a traicionar su fe?…Sabes
la respuesta. ¡No seas pendejo, asume con dignidad el don de no saberlo todo.”La
decisión ya estaba tomada cuando hablamos, pero el respeto que le tengo a ese sacerdote
honesto me obligó a escucharlo y quedarme callado; igual, tratar de dar
argumentos morales a lo que acabamos de hacer es una tarea imposible.
La primera que bebió la pócima fue Bernarda, mi tía
mayor, solterona con un espíritu inquebrantable y librepensadora. Luis, mi
hermano, dio vueltas por la casa, tomó la foto de papá, que reposaba desde su
muerte sobre el escritorio del estudio, la sacó del marco y se la guardó en el
bolsillo de la camisa. Fue el segundo en ingerir el contenido del vaso. Después
de ellos los niños, mi esposa, mamá, siete miembros de mi familia en total,
cumplieron con el ritual. El sueño comenzó a hacer efecto y hace un par de
minutos Silvia, mi cuñada, se quedó dormida con una leve mueca, que asumo, será
su sonrisa por la eternidad.
Acordamos que yo sería el último en tomarme el
veneno. Acabo de tapiar las ventanas, de bloquear las puertas, los acomodé uno
a uno en las colchonetas que extendimos en la sala para estar juntos siempre.
No puedo negar la tristeza que tengo, el miedo que me carcome los huesos, no es
fácil acabar con la vida de las personas
que más se quiere, con la existencia propia. La decisión que acabamos de hacer
realidad pesa, pero no me siento culpable, fueron las circunstancias, la
sentencia de miles de siglos, los que nos pusieron en este rincón oscuro en el
cual triunfó el amor y no la obligación de ver lo que protegimos hundido en un
océano de desesperación.
No tuvimos tiempo siquiera para pedir perdón, para
arrepentirnos de corazón. En este momento en que los veo a todos como si
tomaran una siesta, entiendo que hicimos lo correcto. Dios nos perdonará la
osadía de hacer su trabajo; cuando se ama con honestidad pensar en el
sufrimiento de los allegados te hace experimentar la ruta hacia el infierno.
Todo está consumado para la familia Sandoval, caminamos hacia la inmortalidad
tomados de la mano…
00:26:15
Todo empieza a hacerse lento, los gritos de la gente
en la calle se prolongan, el olor del miedo se infiltra por los resquicios de
las ventanas. Me doy cuenta que Martha, mi esposa, ha dejado de respirar y
seguro me está esperando en el otro lado de la realidad. Cuánto la amo, cuántas
cosas dejamos de hacer y cuántas otras se volvieron nuestra inspiración,
cuántos sueños cumplidos le adeudo a esta muchachita que es ahora más hada
mágica que de costumbre. Ella me dio fuerza siempre, me creyó, me apoyo cuando
les comenté a todos el plan que acabamos de ejecutar.
En unos minutos el apocalipsis comenzará y mi cuerpo
niega dejarse vencer por los efectos
narcóticos del veneno. Puede que sea un castigo de Dios y lo asumo como hombre.
El cielo está cubierto por una densa nubosidad roja, se escuchan las oraciones
a grito entero de la gente que corre, el pánico contamina la atmósfera y a lo
lejos los chillidos de la gente, que frenética trata de escapar, se perciben
como el ronroneo histérico de una colonia de gatos atrapada en el centro de una
fogata.
No considero el sufrimiento; tengo el cuerpo dopado,
aunque la mente ronda todos los recuerdos que las sensaciones me pegaron al
espíritu. Queda poco para que se cumpla el plazo que dio el arcángel cuando
apreció en el cielo de la ciudad y anunció que el tiempo de los hombres en el
mundo había acabado. Todos lo
escuchamos, todos lo vimos, todos nos martirizamos con su anuncio: “Los
círculos se cierran”, dijo, “y la impiedad tendrá por fin el castigo que
merece. Dejasteis de lado el mensaje de Dios y su hijo, cambiasteis el amor por
avaricia, el peor de los pecados, dándole la espalda a la razón. Vendrán los
jinetes profetizados junto con su carga de ruina para sanear la herida. Sólo
ciento cuarenta y cuatro mil de vosotros seréis
salvados y su semilla se usará para engendrar un mundo menos feo. ”La
fecha y la hora son cercanas y mi familia, la más devota que llegué a conocer,
no fue incluida en ese grupo de afortunados servidores… Todo se vuelve sepia,
no puedo moverme ya. Mi cerebro
permanece activo.
00:01:06
Tengo miedo, es natural. El rumor de los que escapan
dejó de ser una constante y ahora,
cuando apenas despunta la tarde, es un silencio abrumador el que deja de latir.
Del centro de las nubes aparece un resplandor, los pájaros cruzan las ventanas
a toda velocidad y se detienen fulminados. El ruido de sus cuerpos muertos
golpeando los objetos de la calle al caer es el último jadeo de todo lo que
conocí y amé. Quiero seguir mirando desde mi puesto la ventana que tengo al
lado, pero un destello me deja ciego. Se escucha la primera trompeta anunciada por el arcángel y de nuevo aparecen los gritos
llenos de horror. Una explosión, seguida por el rumor de una pared de agua,
aguzan el único sentido que aún poseo. Me quedan segundos apenas de vida, el
resto de la humanidad corre la misma suerte… Martha, su rostro al despertar
después de la primera noche que hicimos el amor, aparece en las tinieblas de mi
mente para acompañarme mientras espero lo inevitable.
Muy interesante la temática. Buenas formas de escritura.
ResponderEliminarFLORENTINO BORRÁS
Una invitación a pensar que nada es para siempre.
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